Vamos creciendo...




Vamos creciendo. De a poco, pero a paso firme, vamos creciendo. Y crecer obliga a reflexionar.
Hace 3 años, por junio de 2008, comenzábamos a dar nuestros primeros pasos, a veces titubeando, a veces tropezando, pero seguros de cuál era el camino que debíamos seguir.
Aquellos primeros pasos los dimos en un Convento amplio, con espacio al aire libre, con pocas aulas, pero con muchas ganas de cobijarnos. Usamos una oficina muy pequeña, diminuta, apenas entrábamos Luis, Agustín, Virginia y yo (Maia). Era el "cuartito de los borrachitos" para el barrio (pues allí había funcionado alguna vez Alcohólicos Anónimos).
Luego el Convento creció. Más aulas, más oficinas.
Nos mudamos a una oficina amplia, donde Luis, Agustín, Claudio, Lalo y yo pudimos seguir dando pasos, pequeños pero importantes pasos.
Los chicos ya no eran 20, sino 100.
Luego, Luis decidió que era tiempo de seguir creciendo profesional y personalmente y se animó a dar unos pasitos por otros lugares y así comenzó a trabajar en el Hospital Argerich, con el mismo ánimo y grandeza que lo distinguió siempre.
Nos acompaña ahora Inés, una gran caminante de la vida. Y se sumó como parte del Equipo, Paola. Que nos psicologea.
Y con 120 pibes, el Convento quedó chico. Quedó chico para tantos pies, tantas manos, tantas cabezas, tantos corazones.
Hoy nos mudamos.
Y seguiremos creciendo.
Como hasta ahora.
Con errores, pero también con aciertos.
Con ganas, con convicción, con alegría.
Mezcla de sensaciones.
Entusiasmo por la casa nueva, añoranza del que hasta ahora fue nuestro primer hogar.
Compartimos con uds. tres fotos del frente de la nueva (hermosa y enorme!) sede.
Prontito iremos subiendo fotos con los chicos y grandes que le damos vida.

Homenaje a los perros de la Isla Maciel






Era callejero por derecho propio,
su filosofía de la libertad
fue ganar la suya sin atar a otros
y sobre los otros no pasar jamás.
Aunque fue de todos, nunca tuvo dueño
que condicionara su razón de ser,
libre como el viento era nuestro perro,
nuestro y de la calle que lo vio nacer.
Era un callejero con el sol a cuestas,
fiel a su destino y a su parecer,
sin tener horario para hacer la siesta
ni rendirle cuentas al amanecer.
Era nuestro perro, y era la ternura
que nos hace falta cada día más,
era una metáfora de la aventura
que en el diccionario no se puede hallar.
Era nuestro perro porque lo que amamos
lo consideramos nuestra propiedad,
era de los niños y del viejo Pablo,
a quien rescataba de su soledad.
Era un callejero y era el personaje
de la puerta abierta en cualquier hogar,
era en nuestro barrio como del paisaje,
el sereno, el cura y todos los demás.
Era el callejero de las cosas bellas
y se fue con ellas cuando se marchó,
se bebió de golpe todas las estrellas,
se quedó dormido y ya no despertó.
Nos dejó el espacio como testamento,
lleno de nostalgia, lleno de emoción,
vaga su recuerdo por los sentimientos
para derramarlos en esta canción.

Antes de irnos...



Nos vamos del Convento. Nueva etapa, nuevo desafío, nueva casa.
Antes de irnos, compartimos estas fotos del Convento tal como lo encontramos hace 3 años, cuando aún no estaban las aulas del fondo, ni la cooperativa textil, y la ropa aún se colgaba en el patio. Como ocurre en las mejores casas de familia. Que es lo que somos!
Vamos a extrañar el Convento, espacio del barrio, pedacito nuestro, lugar mágico.
Y también vamos a disfrutar de la nueva, hermosa y amplia sede!
Aquí van las dos fotos.